El Aprendizaje en el siglo XXI


LA REFORMA DEL CONTENIDO Y EL MÉTODO DE APRENDIZAJE EN EL SIGLO XXI


La preparación de las y los estudiantes para el trabajo, la ciudadanía y la vida del siglo XXI supone todo un desafío. La mundialización, los adelantos técnicos, la migración, la competencia internacional, las transformaciones del mercado y los problemas políticos y aquellos relacionados con el medio ambiente en la esfera internacional impulsan la adquisición de aptitudes y conocimientos que necesitarán las personas para sobrevivir y abrirse camino en el siglo XXI. Las y los docentes, los ministerios de educación y los gobiernos, las fundaciones, las y los empleadores y los estudiosos acuñan distintos nombres para dichas cualidades: aptitudes del siglo XXI, pensamiento complejo, aprendizaje profundo, habilidades de comunicación y pensamiento complejo. El interés por las citadas cualidades o competencias no es nuevo. En la Universidad de Harvard, por ejemplo, se lleva cuarenta años estudiando el proceso de aprendizaje y el método de enseñar las aptitudes de pensamiento complejo (Saavedra y Opfer, 2012, pág. 4).


Las y los educadores argumentan reiteradamente que las orientaciones actuales referidas a las condiciones de la enseñanza y la estructuración del aprendizaje no sirven para encarar y atender el aprendizaje que será necesario en el siglo XXI (Carneiro, 2007; Delors y otros, 1996; P21, 2007; VISIR Consortium, 2012). El progreso de la sociedad del conocimiento obliga a que la escuela evolucione de modo que pueda brindar la información y aptitudes que necesita el estudiantado. El aprendizaje del siglo XXI propugna, en esencia, la necesidad de adaptarse para seguir el ritmo de la demanda y las expectativas (Punie, 2007). En la teoría actual del aprendizaje del siglo XXI se hace hincapié en la necesidad de transformar radicalmente los fines de la escuela y las expectativas de lo que el estudiante deberá aprender en el aula. En consecuencia, será preciso revisar también el método de juzgar el aprovechamiento del estudiantado (Bull y Gilbert, 2012; Facer, 2011; Leadbeater, 2008; Robinson, 2006). En general, se abandona la idea de brindar una educación equitativa y de calidad y se defiende ahora el propósito del aprendizaje a lo largo de la vida, reforzar la formación y aptitudes que se necesitan para la vida y el trabajo, y mejorar el resultado del aprendizaje en todos los escalones de la educación (Anderson, 2014; UNESCO y UNICEF, 2013).


Fuente: http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002348/234807S.pdf

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